Actualmente el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH)
se puede tratar con antirretrovirales que ayudan a la estabilidad del paciente
evitando complicaciones, no obstante estos tienen su efecto adverso como
la elevación en sangre de triglicéridos, del colesterol
total, disminución del colesterol bueno HDL, además de fallo en
la tolerancia de la glucosa debido a la insulinorresistencia.
La dislipoproteinemia (DLP) constituye un factor de riesgo
para complicaciones macrovasculares generando un posible infarto de miocardio.
La alteración del
metabolismo lipídico depende del tipo de tratamiento o del
antirretroviral que será utilizado, por ejemplo el inhibidor de proteasa (IP), actúa
inhibiendo las proteínas transportadoras de los elementos
reguladores de esteroles, esto genera que a nivel hepática se produzca una
mayor secreción de lipoproteínas aumentando los niveles de lípidos
libres en sangre, lo cual explica el desarrollo de la dislipidemia.
Los pacientes con VIH/SIDA y dislipidemia tienen un mayor
riesgo de desarrollar problemas cardiovasculares, lastimosamente no se pueden
emplear medicamentos hipolipemiantes por
la utilización de antirretrovirales.
Es fundamental que los pacientes con VIH cambien su estilo
de vida, dejando de fumar, evitando el consumo de bebidas alcohólicas, lo
mejor será optar por la realización de
actividad física y una alimentación equilibrada que
favorezca a la estabilidad de la salud con lo cual se puede evitar o
mejorar la dislipidemia.